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jueves, 17 de marzo de 2011

Despertar.

Enseñar es aprender, aprender es conocer y conocer es transmitir. Un tríptico educativo que debemos tener presente, pues el docente del siglo XXI debe aprender constantemente a aprender, conocer los recursos  a  su disposición,  así como hacer un uso correcto de ellos. En resumidas cuentas; necesitamos dominar las nuevas tecnologías.
En los siglos XIX y XX el Estado, veía como  necesario radicar el analfabetismo entre  los miembros de la sociedad. Saber leer y escribir  aparecía como los requisitos académicos mínimos aconsejables. En el siglo XXI luchamos contra otro tipo de analfabetismo; el de las nuevas tecnologías que deseamos erradicar a golpe de teclado y ratón. De tal forma que hemos pasado de abuelos deseosos de conocer el arte de la escritura (recurriendo a los  venerados “cuadernillos rubio”), a mayores jubilosos por poder acceder al visionado de un vídeo en youtube o a compartir una felicitación a través de hotmail.
No podemos permitirnos perder el paso a las nuevas tecnologías, pues  una educación ajena a ellas,  supondría el desarrollo de una formación sesgada al mismo tiempo que obsoleta.  No obstante las nuevas tecnologías forman parte integral de nuestras vidas, educar a nuestros jóvenes de espaldas a las mismas es negarnos a ver la realidad. El alumno que busca información en google o las alumnas que se comunican mediante twitter, son ejemplos de un alumnado con conocimientos, habilidades y necesidades informáticas, que precisan ser desarrollados y tenidos en cuenta en su proceso de enseñanza-aprendizaje. La sociedad ha cambiado y demanda una formación que contemple el uso de las nuevas tecnologías por parte de los docentes.  El interés, la motivación o la comprensión de las  diferentes materia que integran el currículo oficial parece alcanzarse en mayor grado si acudimos a los recursos ofrecidos por las nuevas tecnologías.
Mas en un momento en el que el profesor deja de ser la única fuente de acceso a la información, ante el desbordante conocimiento que ofrece Internet, el docente adquiere un nuevo papel fundamental  debiendo perfilarse como  el profesional encargado de velar por el uso ético de los recursos informáticos.
 Solo cuando  tomemos consciencia de esta realidad y estemos dispuestos a arrojar la venda  que cubre nuestros ojos, comenzaremos una verdadera educación.

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